Se ha preguntado, ¿Por qué el estudiante tiene pobre desempeño? O peor aún, ¿Por qué está tan desmotivado en su proceso de aprendizaje? ¿Qué está causando que nuestros estudiantes resientan asistir a la sala de clases? Les presentaré tres factores que maximizarán la enseñanza y el aprendizaje.

«…la sala de clases es un reflejo que responde a la era de la industrialización de los pasados siglos.»
A pesar de los avances y las exigencias de capacidades que necesita un individuo para desempeñarse de manera competitiva en la sociedad, la sala de clases es un reflejo opuesto a esto, que responde a la era de la industrialización de los pasados siglos. Era en la cual el seguir instrucciones y el poseer sólo conocimiento de contenidos era más importante que las destrezas que el alumno aplicara en su vida diaria. Como dijo Heráclito: «No hay cosa más permanente que el cambio.» ¿La sala de clases está exenta del «principio» del cambio?
La educación «industrializada»
Para los finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, la educación masificada era un enfoque educativo que fue efectivo para aquella época, ya que estaba diseñado para satisfacer sus necesidades apremiantes como: la producción en línea, el desempeño individual, la memoria de realización de procesos, seguir instrucciones específicas, mantenerse en un orden determinado por largas horas y cumplir con un patrón de horas de labor al día.
“La educación tradicional ocurre en un entorno mayormente pasivo y unidireccional, en el cual se le da prioridad al contenido instruccional que en la mayoría de las ocasiones es incongruente a la realidad del estudiante.”
Este enfoque educativo, al cual llamaremos «tradicional», ocurre en un entorno mayormente pasivo y unidireccional, controlado por el «experto» (maestro), en el cual se le da prioridad al contenido instruccional que en la mayoría de las ocasiones está desarticulado o es incongruente a la realidad del estudiante. La metodología tradicional, como también Paulo Freire llamó «Bancaria», pretende que el estudiante sea un receptor de contenido educativo y luego transfiera lo aprendido en un sistema de evaluación que mayormente estimula la capacidad memorística del alumno (Freire, 1980).
Por consiguiente, el entorno de la sala de clases estaba diseñado en un patrón de filas con asientos incómodos y contraproducentes para la postura y la salud física de los niños, mirando hacia el frente en todo momento, con poca o ninguna oportunidad para emplear su aprendizaje de manera activa.
La educación 80 años después

Pero, ¿el salón de clases ha cambiado en algo desde el 1938? Seamos realistas, no hay que contestar esta pregunta. Este enfoque de enseñanza «bancaria» ha sido causante de falta de motivación, poco apoderamiento y pobre desempeño académico del estudiante. El problema es que al 2018, al menos en los pasados 80 años, no hubo una transformación educativa real; seguimos enseñando como en el año 1938.
Por los pasados 10 a 15 años hemos presenciado los cambios más significativos y con mayor velocidad en la historia de la humanidad, tanto tecnológicamente como en los procesos de aprendizaje de los estudiantes y cómo las personas se relacionan. Cambios que exigen el desarrollo de destrezas transversales como la creatividad, la comunicación, la colaboración y el pensamiento crítico, entre otras competencias y valores que se refuerzan en un proceso de aprendizaje activo y reflexivo.
Se ha comprobado que en el ambiente del proceso de enseñanza y aprendizaje que se lleva a cabo en las escuelas de una manera pasiva el estudiante muestra estar desinteresado, por lo que puede ser reflejado en poco compromiso académico y pobre desempeño escolar (Godzicki, Krofel, and Michaels, 2013). Estamos en una época en la cual se debe educar al individuo a partir de sus necesidades e intereses a través de la enseñanza de experiencia directa o estrategias aprendizaje contextualizado, las cuales son el mejor estímulo para el interés o la motivación en el aprendizaje.
Una solución 360˚
Se ha estudiado mucho sobre cómo las variables como la motivación y, las estrategias y técnicas de enseñanza, influyen en el éxito académico de los maestros y los estudiantes. Para evitar enseñar como en el año 1938, ¿qué factores o acciones promueven un proceso de enseñanza y aprendizaje con experiencias vivenciales?
1. Entorno: Transformando el diseño de la sala de clases

Como mencioné anteriormente, si el ambiente de aprendizaje no está diseñado de manera en que el maestro sea un facilitador y el estudiante en un ente activo, colaborativo y reflexivo de su aprendizaje, no tendrá resultados efectivos. El diseño y la flexibilidad del aula debe de responder a las estrategias y técnicas de aprendizaje activo. Pero no sólo responda a un diseño del ambiente y su movilidad, sino que a su vez tenga un efecto en el esquemas cerebrales del aprendizaje de los estudiantes. Entre ellos puedo mencionar:
- pupitres ergonómicos y con la flexibilidad de rediseñar el aula al momento
- mesas adaptables a alturas y para el aprendizaje colaborativo entre pares
- paredes y pizarras portátiles diseñadas para promover la creatividad y la expresión
- entre otros elementos que hacen del espacio para aprendizaje experiencial y multisensorial
«Démosle al maestro y al estudiante una congruencia entre los objetivos esperados y su entorno de aprendizaje.»
Resultados en un estudio (Scott-Webber, L & Strickland, A., 2018), se halló que los entornos intencionalmente diseñados para el aprendizaje activo contribuyó en mayor participación o compromiso académico, expectativas de mejores calificaciones, mayor motivación y mayor creatividad, entre otros constructos medidos.
2. Estrategias: La pedagogía precede a la tecnología

Ante los retos inminentes en el proceso educativo a nivel local e internacional, las instituciones educativas toman acción para adaptarse a los cambios y convertir las aulas en centros de aprendizaje activos que impulsen la innovación y transformación educativa. Pero debemos de estar conscientes que la pieza clave para la transformación educativa es el maestro, y con el maestro las estrategias y técnicas de enseñanza. Para que los profesores se apropien e integren efectivamente las mejores prácticas al aula, se recomienda una capacitación
continua y personalizada:
- cómo utilizar su entorno e integrar los medios tecnológicos
- emplear estrategias de enseñanza contextualizada
- maximizar las técnicas de aprendizaje activo
- reflexionar sobre la práctica instruccional
3. Tecnología como aliada del aprendizaje

Las tecnologías emergentes han tomado una función fundamental para el desarrollo empresarial, de conocimientos y adelantos innovadores, y más aún en los centros educativos, en los cuales la población son Nativos Digitales. Los estudiantes de hoy, o Nativos Digitales, piensan y procesan la información de modo significativamente distinto a los de sus predecesores (Prensky, 2001).
Los avances tecnológicos le colocaron en las manos a los alumnos la información y los contenidos dándole un giro al aprendizaje, en el cual el maestro pasa de ser un experto en contenidos y se convierte en un facilitador de experiencias de aprendizaje e indagación. Es por tal razón que es recomendable la integración de la tecnología con un sentido que fortalezca las destrezas transversales 4C’s. Es importante tener en mente:
- la intención o los objetivos para integrar la tecnología
- las actividades de aprendizaje estén alineadas entre los objetivos y las aplicaciones tecnológicas
- los equipos sean adecuados y que permitan la creación y elaboración de proyectos a raíz de sus aprendizajes
La clave es combinar un diseño flexible en la sala de clases, en el cual se pueda maximizar el espacio con diversas estrategias de enseñanza contextualizada.
En nuestras manos está
Exigimos que en la sala de clases se enseñe o se aprenda congruente a la realidad actual y futura. Pero, ¿promovemos en aumentarle, al maestro y a los estudiantes, su grado de oportunidad?
Los líderes de instituciones educativas están tomando acción para innovar sus centros, y esta nueva generación de maestros está ansiosa y dispuesta a conocer cómo convertir la sala en una experiencia activa que motive al estudiante. La solución está al alcance de las comunidades escolares, en las cuales se integre los tres elementos que aumentan la efectividad del proceso instruccional: entornos para el aprendizaje activo, estrategias pedagógicas y tecnologías con sentido educativo.
¿Está usted listo para transformar la experiencia de enseñanza y aprendizaje del año 1938?
Si entiende que la infomación presentada tiene valor, ¡comente y comparta este blog a través de sus redes sociales!